Tener una vivienda en alquiler conlleva una serie de riesgos que conviene conocer antes de firmar el contrato de arrendamiento con el inquilino. El principal miedo de los propietarios es que en un momento dado el arrendatario deje de pagar la renta, lo que se convierte en un gran problema por partida doble. Por un lado, los arrendadores dejan de recibir unos ingresos durante un determinado periodo de tiempo. Y, por otro lado, no pueden disponer de su vivienda.
El hecho de que un inquilino se vuelva moroso es ilegal, de forma que la justicia siempre se va a poner del lado del propietario. Sin embargo, el proceso se puede demorar varios meses, de manera que es conveniente saber algunos trucos para negociar con el arrendatario antes de un desahucio.
Negociar de manera amistosa
Al igual que en cualquier otro ámbito, tras el primer impago del alquiler es conveniente hablar con el inquilino de manera amistosa. Puede que se haya quedado sin trabajo o que tenga problemas económicos. En este tipo de situaciones, se le puede dar un margen para pagar, o incluso reducir la renta de forma temporal, y que pague la diferencia más adelante.
Seguro que no te resulta agradable dejar de recibir el 100% del alquiler durante un tiempo, pero si consigues llegar a un acuerdo de este tipo con el arrendatario es la solución más sencilla. De lo contrario, tendrás que acudir a la justicia.
Enviar un burofax
Si el inquilino sigue sin pagar el alquiler, debes contratar los servicios de un abogado especializado en desahucios para que se encargue de la redacción y posterior envío de un burofax. Se trata de un documento que refleja la cantidad adeudada y el plazo para saldarla. Es la vía más común para dejarle claro al arrendatario moroso que estás dispuesto a poner una demanda si en el plazo indicado no paga la cantidad adeudada.
Proceder con el desahucio
Agotada la vía del diálogo, hay que presentar una demanda de desahucio por impago del alquiler. De media puede tardar ocho meses y, aunque el inquilino abandone la vivienda en la fecha fijada por el juzgado para el lanzamiento, no hay garantía de que pague la cantidad adeudada. A esto hay que sumar el gasto de contratar los servicios profesionales de procurador y abogado para la presentación de la demanda de desahucio por impago de alquiler.
Reclamar la deuda
Una vez transcurridos 20 días hábiles desde la sentencia o el decreto de archivo, el inquilino tiene un plazo de cinco años para pagar la deuda. Se trata de una fase procesal diferente, que va por separado del propio proceso de desahucio del arrendatario.
No saltarse la vía legal
No hay ninguna duda de que el desalojo de un inquilino moroso es una situación complicada e incómoda para el propietario y arrendador de la vivienda. Esto puede llevar a tomar decisiones desacertadas, como entrar a la fuerza en el inmueble, cambiar la cerradura e incluso amenazar al inquilino. Es algo que debes evitar porque la situación puede volverse en tu contra. Hay un contrato de arrendamiento en vigor y, en teoría, el arrendatario es el poseedor de la vivienda aunque no pague la renta.
Las diferentes opciones que el arrendador tiene para enfrentarse a un impago del alquiler pasan en primer lugar por el acuerdo amistoso y, si no funciona, acudir a la vía judicial. En la vía judicial, el propietario y arrendador puede interponer una demanda reclamando el desahucio del inquilino moroso y la reclamación de las rentas impagadas.