En España uno de los procesos judiciales más demandados es el divorcio, que implica la disolución del vínculo matrimonial. En base a la normativa vigente, el único requisito para que una pareja solicite el divorcio, de forma unilateral o de mutuo acuerdo, es que hayan pasado al menos tres meses desde que se produjo la unión matrimonial.
Cabe señalar que el divorcio conlleva que ambas partes pierden sus derechos y obligaciones en relación con el derecho sucesorio y la pensión de viudedad, entre otros. Ahora bien, deben continuar con sus obligaciones con los hijos menores de edad.
Tipos de divorcios
En primer lugar, queremos explicar de manera resumida los dos tipos de divorcios que existen en España.
- Divorcio amistoso: también conocido como divorcio de mutuo acuerdo, se da cuando ambas partes quieren romper su vínculo matrimonial. Se trata de un proceso muy rápido y sencillo, sobre todo si no hay hijos menores de edad. Los cónyuges deben contratar a un abogado en común para redactar el convenio regulador, un documento en el que se especifican las medidas que van a regir la ruptura.
- Divorcio contencioso: en este caso, uno de los cónyuges solicita el divorcio sin el consentimiento del otro, de forma que es necesario iniciar un proceso judicial una vez presentada la demanda. Como no hay acuerdo entre las partes, es el Juez el que dicta sentencia sobre las medidas que van a regir la ruptura.
Tomar la decisión
Una ruptura de pareja nunca es sencilla. Si los cónyuges no tienen 100% clara su decisión, pueden separarse, un proceso que no supone romper el vínculo matrimonial y que se puede revocar en cualquier momento. Ahora bien, si ambos (o uno de ellos) están convencidos de que el divorcio es la mejor opción, el siguiente paso es ponerse en manos de un buen abogado de familia.
Elegir al profesional adecuado
El derecho tiene multitud de ramas, y una de ellas es el derecho de familia. Aunque el divorcio sea un proceso, algunas consecuencias, como la custodia de los hijos o la atribución de la vivienda familiar, pueden tener efectos muy importantes en el largo plazo. En el caso del divorcio amistoso, ambos cónyuges pueden estar representados por un solo procurador y asistidos por un solo abogado.
Seleccionar el procedimiento
Tanto en un divorcio amistoso como contencioso, la figura del abogado es clave. En el primer caso, se encargará de la redacción del convenio regulador. Una vez redactada la demanda de divorcio y el convenio regulador, se presentará en el Juzgado. Si hay hijos menores de edad, la Fiscalía de Menores revisará el convenio regulador para velar por el bienestar de los hijos. Luego, el Juez dictará sentencia con su aprobación.
Si los cónyuges no tienen hijos menores de edad, pueden acudir a un notario para tramitar el divorcio, siempre y cuando éste sea de mutuo acuerdo.
Reunir la documentación
Para tramitar el divorcio, es necesario tener la siguiente documentación: certificado de matrimonio, certificado de nacimiento de los hijos, escrituras y documentos de propiedad de los bienes muebles e inmuebles y certificados bancarios.
Fijar medidas provisionales
En el caso del divorcio contencioso, el proceso puede durar varios meses. Por esta razón, conviene presentar junto a la demanda de divorcio la adopción de medidas provisionales, que rijan la ruptura de forma temporal hasta que el Juez dicte la sentencia definitiva.
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