El proceso de separación o divorcio nunca es sencillo, aunque sea de mutuo acuerdo, y contar con un buen abogado es imprescindible. Cuando se trata de un divorcio amistoso, el letrado es el encargado de redactar el convenio regulador para definir las medidas que van a regir la disolución del matrimonio: custodia de los hijos menores de edad en común, reparto de bienes…
Debe guiar y asesorar a sus clientes para que ambas partes salgan beneficiadas. También tiene que advertir de los posibles problemas que se pueden originar en el futuro si uno de los cónyuges rompe alguno de los acuerdos alcanzados. El abogado debe tener una gran capacidad de comunicación para que ambas partes comprendan perfectamente el convenio y no tengan ninguna duda a la hora de firmar.
En el caso de un divorcio contencioso, en el que los cónyuges no son capaces de alcanzar un acuerdo, cada una de las partes debe estar representada por un abogado. El papel del letrado es defender los intereses y derechos de su cliente durante el proceso judicial, que se puede alargar durante varios meses.
En definitiva, contar con un buen abogado, con formación y experiencia en divorcios, puede marcar una enorme diferencia en el futuro de los cónyuges. Por esta razón es tan importante acudir siempre a los mejores expertos en la materia.
Consejos para elegir el mejor abogado de divorcios
A la hora de contratar un buen abogado especializado en divorcios y separaciones, más allá de su formación y experiencia profesional, es importante tener en cuenta una serie de cualidades.
Muchas veces, que ambos cónyuges lleguen a un acuerdo es muy complicado, así que el papel del abogado es el de escuchar a ambas partes para entender cuáles son sus posturas y necesidades. Debe ser una persona tranquila, sobre todo cuando el matrimonio tiene hijos menores en común. Incluso si se trata de un divorcio amistoso, no es un proceso fácil para las partes, así que es esencial encontrar un abogado que sepa manejar bien este tipo de situaciones.
Por supuesto, es fundamental que se respeten los derechos de todas las partes, y el abogado tiene que partir de esta base para alcanzar un acuerdo que sea beneficioso para ambas partes. Cuando hay hijos menores los casos suelen ser más complejos, y la empatía es clave para negociar.
A todo esto hay que sumar que el abogado debe ser una persona con buenas dotes de comunicación y que pone en práctica la escucha activa. Se trata de escuchar para comprender lo que las partes dicen, prestando atención al lenguaje verbal y corporal.
¿Cuál es la diferencia entre separación y divorcio?
Por último, queremos recordar cuál es la diferencia entre separación y divorcio. Dicho de un modo sencillo, la separación conlleva el cese de la convivencia entre ambos cónyuges. El divorcio va un paso más allá y, además del cese de la convivencia, también implica la disolución del vínculo matrimonial. En ambos casos se generan una serie de consecuencias tanto personales como patrimoniales.
En la separación, no se disuelve el vínculo matrimonial, de forma que ambos cónyuges no pueden volver a contraer matrimonio. Para hablar de separación legal, es imprescindible que haya una sentencia judicial. También existe la separación de hecho, para la que no es necesario pasar por los tribunales.
El divorcío sí implica la disolución del vínculo del matrimonio, y es definitivo. Una vez divorciados legalmente, los cónyuges pueden volver a contraer matrimonio civil, entre sí o con terceros.
Si estás buscando un buen abogado de divorcios, te invitamos a ponerte en contacto con nuestro despacho.